Herrera

Provincia de Herrera
Los particulares condicionantes históricos y geográficos del espacio azuerense, así como los complejos flujos de población, han propiciado la conformación de la cultura azuerense. Por Azuero han pasado diferentes pueblos y civilizaciones que con el tiempo han ido conformando una identidad cultural particular. Estos pueblos, algunos muy diferentes entre sí, han ido dejando una impronta lentamente asentada entre los habitantes. La colonización española durante algo más de quinientos años, aún está viviente el Tijeras, mezclado con algunas tradiciones de los indios de Cubita. Herrera provincia panameña, junto a la provincia de Los Santos (Azuero) tiene el mérito de haber exportado al resto del país su cultura para brindarle al país una unidad cultural y un sentimiento de pertenencia en las primeras décadas de su existencia. Rica en folclore, con un marcado estilo colonial en el trazado de sus ciudades y en la filosofía de sus habitantes
Pertenece a uno de los distritos de la provincia de Herrera. Uno de los eventos más folclóricos del pueblo ocueño, donde se representan las autóctonas costumbres realizadas por el campesino del siglo pasado es el Festival Nacional del Manito, el cual se celebra a mediados del mes de agosto. Otras de sus fiestas es la feria de San Sebastián, además su carnaval, el cual se caracteriza por ser el único en el país que además de contar con calle Arriba y calle Abajo cuenta con una tercera calle, Calle Centro.
Pollera de gala sin labor
Este tipo de polleras se usan en fiestas y siempre en matrimonios. En el pasado de vieron en tonos pasteles, como rosado, celeste y crema; actualmente, son blancas. Las polleras no se plizan y no usan alforzas; si la pollera se le quedaba a la dueña, debía hacerse una nueva.
La camisa lleva dos arandelas rematadas con encajes de algodón o valencianos. Enjaretado corrido o en zigzag, con lanas de tonos pasteles, amarradas con lazos. La falda o pollerón de dos tramos con gallardete frontal y trasero, del mismo color de la lana del enjaretado. Trencillas y encajes de algodón o valencianos. La pretina cierra con dos tiras de la misma tela del faldón; puede llevar botones tallados de oro. Enagua de platilla, hiladillo u otra tela blanca. Entre sus aderezos tenemos: aretes de zarcillos, dormilonas, piloncitos, entre otros. Tapahueso con dije de cruz, escudo, corazón o relicario. Cadenas chata, guachapalí y bruja (cerrada con un broche); el rosario es obligatorio en matrimonios. Es opcional usar anillo de manito. Pañuelito en la pretina. Chacarita para artículos personales o propinas (regalos) en los matrimonios. Zapatos de zatín o pana, sin tacón, a juego con cintas de cabeza y gallardetes. Puede acompañarse de paño limeño o rebozo a juego, marcado con labor en espigueta, cruzado en la espalda o sobre el cuello. Antes se usaban para cubrirse del sol e ir a la iglesia. Ocú fue la primera región que usó el peinetón. Cabe señalar que Veraguas y Ocú son de la misma región folclórica, eso explica las similitudes en sus aderezos, como el uso de peinetas robacorazones.
En Veraguas, éstas se entrelazan con la cinta del peinetón. En Ocú, la cinta se amarra en la frente; en Veraguas, en el nacimiento del cabello. Para la celebración de los matrimonios se utiliza la tradicional hamana, como parte importante del matrimonio campesino. La novia va aderezada con lanas, cintas y pimpollos blancos. El peinado es con dos trenzas traseras, amarradas con lana del color del enjaretado de la camisa. Una par de peinetas roba corazones seis a ocho peinetas sencillas (sin brillo) y un peinetón, entrelazados con cinta, que termina en la frente con un lazo. Cinco a seis pares de capullitos (pimpollos pequeños) en tonos pasteles. 
Finalmente, el vestuario del varón, que lleva camisilla, pantalón negro, cutarras o zapatos negros. La camisilla tiene alforzas y talcos geométricos, en alto relieve, botonadura frontal de oro, concha nácar o calabazo forrado, sin botones en las mangas. Sombrero blanquito ocueño, con el ala trasera y delantera hacia arriba o ambas hacia abajo.
                                Imagen tomada del portal Hecho en Panamá , de TVN media

Pollera montuna
La pollera montuna es sencilla, era usada por las mujeres del campo para ir a la misa los domingos o a las fiestas patronales. Usaban también una muda de diario similar para el quehacer cotidiano: cocinar, ir a la quebrada, llevar la comida a los peones, etc. Para esta última actividad, la pollera no llevaba sesgos y algunas veces era más corta o se la recogían en las caderas para no ensuciarla. La camisa es blanca de tela lisa o fondo blanco con bolitas o florecitas. Dos arandelas con encajes valencianos o de torchón. Se enjareta corrida con lana del color del faldón y termina con dos lazos adelante y dos atrás. La falda, elaborada con tela de zaraza con tres tramos o cuerpos divididos por tres líneas de tirillas o sesgos blancos, que pueden ser sencillas, dobles o triples. También se puede hacer sin las tirillas. Entre sus aderezos esta el sombrero ocueño. Al auténtico sombrero ocueño, se le llama ñopito o blanquito porque no se usaba paja negra, que no se conseguía en esta región. Esta se le añadió posteriormente solo en el borde del ala. Cerca de la oreja, las damas llevan flores naturales como jazmín, cananga y caracucha también las reemplazan con dos capullitos de tembleques. Collar de cuentas de colores, semillas lágrimas de la Virgen y conchas de playa como caracolitos, rematado con un dije o una moneda de oro o plata, con la imagen de la Virgen. Tapahueso y aretes de zarcillos o dormilonas. Llevan dos pañuelos: uno pequeño pegado a la pretina, y uno grande llamado chalina alrededor de los hombros. Una chacarita de colores. Van descalzas. En cuanto a su peinado, dos largas trenzas que caen hacia atrás, las cuales rematan con lana del mismo color del enjaretado. Si se tiene el cabello corto puede dejarse suelto, pero nunca se deben usar moños falsos.
  Imagen tomada del portal Hecho en Panamá , de TVN media


 Mientras que, el vestuario masculino, se caracteriza porque el varón lleva camisa y pantalón corto o chingo ocueño, pintados o trabajados con punto de cruz. La camisa, de cuello abierto y mangas largas y amplias, termina en flecos de la misma tela; usa botones de calabazo forrados. Sombrero ocueño, tajona y chácara. Chuspa, hecha con piel de iguana para resguardar de la humedad el tabaco, el dislabón (eslabón), la mecha de algodón, la piedra de sacar candela y la cachimba. Un sable o peinilla, que era acompañado en el duelo con la manta de ballesta de lana gruesa para cubrir el brazo y ampararse de los golpes. Hay varios tipos de sable: de cruz, de totuma, de cabeza de zorra, entre otros. Las cutarras de cuero que deben ir con gruperas en los dedos para no resbalar.

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